La dictadura de los imbéciles

Últimamente son innumerables las imágenes que aparecen en televisión sobre las revueltas que están teniendo lugar en algunos países árabes. Nos horrorizamos cuando nos muestran los regímenes totalitarios que llevan décadas gobernándoles con mano de hierro, esos dictadores enemigos de la democracia occidental, con los que tantos tratos hemos hecho. Desde la distancia, como valenciano que soy, veo a esas multitudes rebelándose contra la tiranía y solo siento una cosa, envidia. Envidia de esa gente que, pese a no disponer de un método legal como nosotros para deshacerse de quienes abusan del poder, salen a la calle, jugándoselo todo, por cambiar la situación. Igualito que aquí, oigan.

 

Vivo en una comunidad cuyo canal de televisión autonómico está tan manipulado que son capaces de enmascarar la trama de corrupción más grande de los últimos años para intentar que parezca un ataque del gobierno central hacía nuestro desvalido y bienamado presidente autonómico. Una comunidad donde hacer uso de la libertad de expresión para oponerse al susodicho presidente puede suponer un viajecito a comisaria con los gastos pagados (Aquí va todo a gastos pagados). Una comunidad donde nadie duda de que es perfectamente aceptable que el patrimonio personal de un alto cargo político sea fruto de repetidas ganancias en la lotería. Una comunidad donde una manifestación multitudinaria es ninguneada por ciertos sectores de la prensa como si nunca hubiera tenido lugar.

 

Para quien piense que exagero, aquí van unos enlaces al respecto:

Levante-EMV

Camps en Ontinyent

 

Lo peor del tema es que a este tipejo lo ha ratificado para la reelección como presidente el mismo jambo que muchos esperan como el mesías que va a salvar a España. A mí, si ya me tenía poco convencido con sus innumerables y creativas ideas, ahora con esta decisión se me ha ganado del todo. Jode pensar que en otras partes del mundo, excluidas las repúblicas bananeras, esto sería un escándalo de tres pares de cojones, no ya por parte del partido contrario, como ocurre aquí, sino de los integrantes del partido del propio interfecto, que tomarían medidas para salvaguardar el honor del partido y de sí mismo. Pero aquí no, aquí da todo igual. Alegría.

 

Y en mi humilde opinión, vamos a seguir así por mucho tiempo. Si el borrego medio ya es reacio de por sí a abrir los ojos, imagínense que puede pasar cuando la prioridad es vendárselos, como ocurre aquí. Pues que seguirán votando en el mismo sentido, no importa la corrupción, el tráfico de influencias, las loterías o las burlas acerca de sus patrimonios personales. Todo sea por salvar a la comunidad del acosos continuo del gobierno central y los catalanes, nuestros enemigos más acérrimos. Tan acérrimos que han tenido que capar la señal de su televisión autonómica, no sea que alguna cabra se nos saliese del redil.

 

En resumen no sé si es peor lo de los países árabes, que han tardado cuarenta años en echarle huevos al asunto y levantarse contra sus gobiernos impuestos, o lo nuestro, que somos tan imbéciles que nosotros mismo nos encargamos de que a los hijosdelagranputa que nos gobiernan no les mueva nadie el asiento.